Esta es una casa de viudos.
mi madre
enterró dignamente el amor
en aras de la re(s) pública.
mi hermano
lo ha visto desvanecerse
entre las sólidas cosas de su mundo
tan firmemente compuesto
y yo
-la más huachafa de los tres-
lo he guardado debajo de mis enaguas, en un guardapelo
nadie se ha atrevido aún
a extender
ese certificado de defunción.
pero yo sé que deberíamos ir de negro los tres
porque así se hacen las cosas:
lavar la ropa de nuestros amantes
(cinco días)
invitar café
y nunca llorar.
que nadie diga que en esta casa
no sabemos mantener la compostura.